La herencia genética de todas las plantas posee mecanismos de defensa para luchar contra los distintos ataques a los que están expuestas (hongos, bacterias, plagas, virus, etc.).
La estimulación de sus defensas naturales consiste en activar estos mecanismos naturales antes de la aparición de estas plagas o enfermedades.
Por lo tanto, la planta es más resistente y la capacidad de estos bioagresores para causar daños es limitada.